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Los consejos nutricionales y la información sobre el impacto climático en la carne envasada no tienen mucha influencia en la demanda

Los consejos nutricionales o la información sobre los impactos climáticos del consumo de carne apenas cambian los hábitos alimentarios de los consumidores. Este es el resultado de un estudio del RWI – Instituto Leibniz de Investigación Económica en el marco del proyecto “Panel Socioecológico – Continuación y Mayor Desarrollo” financiado por la Fundación E.ON.. En consecuencia, la información sobre el consumo de carne no conduce a un menor consumo de carne en el corto plazo ni refuerza la intención de reducir el consumo de carne.

El estudio examinó el efecto de la información enviada aleatoriamente en la reducción del consumo de carne. Estos se incluyeron en una encuesta panel entre alrededor de 3.000 participantes a partir de 2022, que se llevó a cabo como parte del proyecto “Panel Socioecológico – Continuación y Mayor Desarrollo” financiado por la Fundación E.ON. Las intervenciones de información consistieron en tres boletines, mientras que el grupo de control no recibió ningún boletín. Los tres boletines del primer grupo de intervención contenían información sobre el impacto ambiental de la carne, mientras que los tres boletines del segundo grupo de intervención contenían consejos nutricionales y recetas para reducir el consumo de carne. Los tres boletines para el tercer grupo de intervención consistieron en una combinación de ambos. Antes y después de las intervenciones, se preguntó a los sujetos sobre su consumo de carne y su intención de reducirlo.

En el estudio, los sujetos de la muestra consumieron alrededor de 4,3 kilogramos de carne al mes, lo que corresponde aproximadamente a la media nacional. Esto equivale aproximadamente a 55 kilogramos de carne al año o alrededor de 4,6 kilogramos al mes. Durante el experimento, los participantes comieron una media de alrededor de 0,1 kilogramos menos de carne que el mes anterior a la primera encuesta. Sin embargo, el análisis no puede confirmar la conclusión de que el consumo de carne es estadísticamente significativamente menor.

Los autores apuntan que la muestra del estudio no es representativa, ya que las personas que estaban más interesadas en la nutrición tendían a participar en el estudio. Lo que resulta aún más sorprendente es la aparente falta de eficacia de las intervenciones de información, al menos a corto plazo. Sin embargo, es posible que en el futuro se produzcan cambios en el comportamiento alimentario, ya que cambiar los hábitos alimentarios suele llevar algún tiempo.

"Nuestros resultados empíricos indican que las campañas de información sobre hábitos alimentarios relevantes para el clima o consejos nutricionales difícilmente persuaden a los consumidores a cambiar su comportamiento", afirma el economista medioambiental de RWI Manuel Frondel.

“A pesar del impacto relativamente fuerte del consumo de carne en el clima, apenas reducen su consumo. Ni siquiera reducen la intención de limitar el consumo de carne. El estudio proporciona así información sobre los límites potenciales de las medidas económicas conductuales en ámbitos de la vida caracterizados por fuertes hábitos", afirma Frondel.

En su opinión, las señales de precios, como el precio del carbono como instrumento clave de la política climática, tienen más posibilidades de proporcionar un incentivo para cambios de comportamiento mensurables o innovaciones respetuosas con el clima.
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